la lana en Mallorca entre dificultades y oportunidades
Un año después: la lana en Mallorca entre dificultades y oportunidades
Un año después de la finalización de los proyectos impulsados por Mallorca Rural, con financiación del Fondo Europeo Agrario de Desarrollo Rural (FEADER), el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, y la Conselleria de Agricultura, Pesca y Medio Natural de las Islas Baleares, para poner en valor la lana, hemos querido volver a hablar con tres de los actores clave para entender cómo ha evolucionado la situación y qué impacto han tenido las acciones desarrolladas.
La lana, que sigue siendo hoy un problema —a menudo no se recoge o se quema, y su coste de gestión supera su valor de mercado—, también empieza a mostrar pequeñas y diversas oportunidades que abren camino a nuevos usos y miradas.
SONMO: pagando por la lana, transformando el paisaje
En la finca Son Moragues (SONMO), situada en el corazón de la Serra de Tramuntana, lo tienen claro: el campo solo se conservará si es rentable.
Sus ovejas juegan un papel clave en la gestión agroecológica del olivar, pero también en la creación de un nuevo valor: la lana transformada.
Con la ayuda de Guillem Reus, uno de los últimos esquiladores profesionales de la isla, han recogido y procesado 2.020 kg de lana de alta calidad, procedente de 1.985 ovejas mallorquinas y 487 de raza roja mallorquina. Esta lana se ha convertido en mantas y alfombras elaboradas en telares restaurados de la propia finca, datados de principios del siglo XX.
Ilustración 1. Teleras mecánicas a SONMO
Además, desde este año, SONMO ha empezado a pagar la lana a otros ganaderos a cambio de poder disponer de ella, fomentando así una red colaborativa.
Para garantizar la calidad de la fibra, se pide seguir las indicaciones de la Guía de buenas prácticas para el manejo de la lana, elaborada por Llanatura y Mallorca Rural, lo que ha contribuido a un mejor aprovechamiento del material.
“Los ganaderos agradecen este apoyo, porque normalmente supone un coste sin retorno”, nos explican desde la finca.
Llanatura: del residuo a la creación artística
Desde que se impulsó el proyecto en 2021, Llanatura ha visto crecer el interés por la lana.
“Se ha activado una demanda, tenemos nuevos clientes de forma periódica, y si hiciéramos más acciones comerciales, seguro que crecería mucho más”, afirman.
El principal problema, dicen, es el coste:
“No tenemos el lavado mecanizado, y eso encarece el producto. Hay quien lo considera caro, aunque sea una lana local, natural y sostenible”.
Aun así, ven un cambio de mirada:
“La lana ha pasado de ser wasted wool a curated wool, un material cuidado con criterio artístico”.
Ahora está presente en exposiciones como Es Baluard o en la Noche del Arte de Son Servera, aunque el volumen todavía es muy pequeño.
“Cada vez hay más gente interesada en realizar proyectos con lana, aunque quien se mete en este mundo no lo hace para hacerse rico, sino por otros valores”, explican desde Llanatura.
Magatzems Canyelles: el compromiso de una larga trayectoria
Para Magatzems Canyelles, la realidad es más positiva:
“Hemos notado un descenso importante de personas que nos traen la lana, probablemente por el uso agrícola que ahora se le da”, comentan.
Mallorca Rural elaboró una Guía de Buenas Prácticas para aprovechamientos agrícolas, con el objetivo de promover su uso en las propias explotaciones.
Confirman que siguen comprando la lana a 5 céntimos el kilo, y que, a pesar de las dificultades, intentan colocarla en la península.
Ilustración 2. Abono hecho a partir de lana, listo para recoger
Aparte, ofrecen la posibilidad de colaborar con ayuntamientos y entidades para la recogida de lana o dejar contenedores en puntos verdes.
Fruto de la iniciativa de compostaje con Tirme, explican:
“Ofrecemos compost hecho a partir de lana. Quien quiera puede venir a recogerlo, a razón de un kilo de compost por cada kilo de lana aportado.”
Solo en 2024, han gestionado cerca de 130 toneladas de lana.